segundo de bachillerato desde hace ya mes y medio y lo único que pido es tiempo para poder hacer todo lo mínimo que tengo que hacer. He convertido en un refrán lo de las 48 horas y he dejado de manejarme por reloj analógico o digital. Me he pasado a los relojes de arena, porque definen bastante mejor mi concepción actual de tiempo.
Me gustaría tener al menos una hora semanal para el blog, pero como notaréis... está siendo imposible. Las últimas tres o cuatro entradas llevaban programadas desde el verano. Hoy, en un rato que estoy teniendo, he contestado a todos vuestros comentarios (os quiero) y tengo planteado hacer un par de entradas.
Os echo de menos.
Así que os dejo con un poema de Mario Benedetti con el que me siento idenificada:
Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.