TWM: SIERRA DE MADRID, UN VIAJE POR CARRETERA

domingo, 2 de agosto de 2015

Si es cierto que amo viajar fuera, los viajes breves y cercanos a mi ciudad suelen ser de los mejores. La gente suele pensar que viajar a su propio hogar es imposible, pero me he ido demostrando a mí misma que lo hago prácticamente a diario. Para mí, viajar por mi ciudad es pasar por un nuevo rincón que nunca antes he visto. Y si sois de Madrid, sabréis que eso no es para nada difícil. Madrid está llena de secretos escondidos. Es como tu gran amor: todos los días descubres algo nuevo de ella.



Viajé a la sierra de Madrid con mi familia para pasar el sábado de una forma distinta. Solemos llamarlos "viajes a la nieve" (principalmente porque ese es el objetivo: tocar la nieve), pero esta última vez se ha convertido en una especie de viaje por carretera por los pueblos de la sierra madrileña, pasando en un día por cuatro pueblos distintos. Si ya había estado en casi todos los días anteriores, Alpedrete, por ejemplo, fue todo un descubrimiento.

Iniciamos nuestro recorrido en coche (Madrid con las distancias es engañosa, pero puedes ir en Renfe) hacia Navacerrada, una de las estaciones de esquí más famosas de Madrid. Sin embargo, los viajes en coche con la familia suelen estar llenos de paradas. En este caso, nos detuvimos poco antes de llegar a nuestro destino en Alpedrete, un pequeño pueblo medio viejo medio nuevo. Y digo esto porque combina casas de pueblo y arquitectura románica con modernos chalés en los que no me importaría vivir. Sin embargo, ya sabéis lo que se dice de los madrileños: muchos decimos que nos montaríamos un chiringuito en la playa o nos iríamos al campo, pero muy pocos sobrevivirían.


Navacerrada, el objetivo principal de nuestro viaje por carretera, estaba nevada. Pero no es de extrañar: si de algo gozan en Navacerrada es de máquinas de hacer nieve. Anduvimos por las rutas de senderismo hasta llegar a una pista de nieve demasiado inclinada. Los más valientes la atravesaban con precaución. Como en mis planes no entraba bajar rodando hecha una bola de nieve, me senté en una roca a disfrutar de las vistas y del aire puro madrileño. Antes de viajar a mar abierto por el Mediterráneo, la montaña era mi lugar favorito. Aun así, no deja de sorprenderme lo pequeña que me siento en sitios como la sierra. Es una sensación increíble.

Cuando viajo en coche, prefiero comer al aire libre antes que en un restaurante. Y eso fue precisamente lo que hicimos en este tour por la sierra. De nuevo al coche, unos pocos kilómetros y nos topamos con un mirador de Rascafría, no situado en el pueblo, sino de camino. Las vistas eran incluso mejores que las de Navacerrada, y ascendimos por una colina para preparar el picnic. Comimos frente a las montañas nevadas, como hacían en ese momento montones de personas. Mereció la pena todas las ráfagas de viento. Me eché una pequeña siesta en el césped, y como recuerdo me llevé la nariz roja por el sol a casa.

Hacer un viaje por la sierra de Madrid y no pisar por Rascafría es una perdida de tiempo. Realmente, Rascafría es un pueblo más, con sus calles estrechas, sus casas remodeladas... Pero tiene encanto propio: su pequeño río, sus puentes, sus caminos por medio del pasto, las cuadras de caballos, los mosquitos...

Allí pasamos el resto de la tarde, paseando, tomando patatas en una pequeña plaza sombreada, café sentados a la sombra de una sombrilla...

Si eres de Madrid y todavía no has pisado la sierra, no sé a qué esperas. Siempre me pareció gracioso e incomprensible  lo de "de Madrid al cielo", pero cuando estás arriba, en las montañas, se vuelve un hecho.

2 comentarios:

  1. El lugar sin duda me llama la atención, ya quiero poder ir a España. Espero que te lo hayas pasado de lo mejor, saludos. (:

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    1. España, a diferencia de lo que muchos españoles piensan, tiene maravillas escondidas ;)

      ¡Besos!

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